lunes, 30 de marzo de 2009

OMAR JAMES: LOS FRUTOS QUE DEJA EL DEPORTE

En sus años mozos, Omar James era considerado una promesa en el baloncesto panameño. Hoy, luce como un padre responsable, pero no ha olvidado el deporte sus preferencias: el baloncesto.

A Omar James se le pudo entrevistar, poco antes del encuentro del quinteto de Panamá, en la categoría de más de 40 años, en el marco de la vigésima novena Copa Navidad, que se celebraba en el Gimnasio Municipal de la capital panameña.
James es un hombre sencillo, que demuestra cierta disposición o cooperación sincera; quizás, aspectos éstos, no resaltados por el jugador, pero observados por la prensa.
Sus inicios en el deporte del básquetbol los dio a los seis o siete años, en el Gimnasio Neco De La Guardia. Con 1,95 de estatura, el jugador recuerda que formó parte de la Selección Nacional de su país, en varias categorías; y que incluso, tuvo la oportunidad de compartir con Rolando Frazier y Mario Butler en el equipo grande de baloncesto de Panamá, que tantas alegrías les dio a los centroamericanos; incluyendo la participación en dos mundiales (Colombia y España). “Jugué juvenil, mayor; siendo juvenil, me dieron oportunidad de jugar en la mayor”, acotó el baloncestista.
Omar James, además practicó el béisbol y representó al país a nivel intermedio. Pero, fue por la influencia de su tío, Frank Holness, y de sus primos, que prefirió el baloncesto; aunque, como él lo señala, también tuvieron que ver algo, las oportunidades de viajes. “Prácticamente, me decidí por el basketball, porque tenía más oportunidades de viajar”, añadió.
Y así lo hizo. Tuvo la puerta abierta para jugar en ligas de Ecuador y Argentina, además de su natal Panamá. En Ecuador, fichó como refuerzo, para el Barcelona, Club Deportivo. Fueron problemas con un dirigente los que le excluyeron de la Selección Nacional, por 10 años; según cuenta James, aunque, como lo apunta el propio jugador, todo ha quedado en el ayer.
Su carrera se vio favorecida por el otrora Circuito Superior de Baloncesto, en el que participaba lo más granado del baloncesto istmeño; y allí estuvo James, cuando tenía apenas 16 años de edad.
Formó parte de los Jets, de Air Panamá, equipo en el que también militaban, Reggie Grenald, Eddie Joe Chávez, Arturo Brown y otros canasteros de primer nivel. Precisamente, Grenald le acompañó a jugar a la Argentina, cuando a ambos les firmaron por una temporada de seis meses, para participar en la mejor liga del país sudamericano. “Jugamos para el equipo Progreso de la provincia de Río Negro, que estaba en primera división”, puntualizó James.
En sus inicios, ya había asistido a República Dominicana, como parte de una delegación istmeña, en el marco de un convivio de baloncesto, y representó a Panamá en torneos centroamericanos y un Centrobásquet. En el Centroamericano juvenil de Nicaragua, fue el jugador más valioso y máximo anotador.
A sus 43 años, ha aprendido alternar el trabajo, el baloncesto, los negocios y su tarea de padre; pues, tiene un hijo que practica el béisbol y que es miembro del equipo de Parque Lefebre, de la categoría de los 14 años, y del cual, él es el director.
Actualmente, James sigue las prácticas del básquet con el quinteto de su país, del cual espera formar parte; y que se prepara para el próximo mundial de la categoría de más de 40 años, que se realizará en la República Checa, este año.

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