martes, 6 de enero de 2009

UNA NAVIDAD A TU MEDIDA




El nacimiento de Cristo se ha comercializado. Para algunos consiste en un derroche de placeres; mientras
que para otros es un momento de reflexión.

La Navidad es el nacimiento de Cristo. Todos los años se celebra, pero a la medida de cada cual, ya que se ha desvirtuado su significado.
Para el cristiano el nacimiento de Jesús representa una alegría inmensa. Es el Salvador
de la humanidad, y por su sacrificio de muerte en la cruz, se ha redimido al pecador. Mas, el bombardeo publicitario ha centrado la felicidad en el tener y en el placer.
La avalancha de publicidad ahoga al ser humano en un consumo compulsivo, que no pocas veces hace que para estas fechas, muchos experimenten tristeza, en vez de alegría. El jolgorio pasa en unos días, y queda la cruda realidad del que celebra sin vivir la esencia de la Navidad.

UN PERSONAJE LLAMADO SANTA

Y si de publicidad se trata, hay que decirlo. Los modelos de conducta son importados. Se podría señalar que la nuestra, en muchos casos, es una Navidad made in USA, con arbolitos, pavos y jamones; no falta tampoco el licor. Y como de ñapa, se les ha metido en la cabeza a los pequeñines, que Santa viene en un trineo del Polo Norte, con sus renos, y baja por la chimenea con muchos regalos. ¿ Pero, qué pasaría si esto fuera así, se imagina una casa con el asfixiante calor panameño, con chimenea ?
La industria de Hollywood ha perpetuado esta concepción de la Navidad, rara vez las películas de Navidad muestran lo que se narra en la Biblia. Sucedió que Jesús nació en un pesebre, rodeado del amor de María y José y entre los animales, porque no había posada en otras partes.

UNA VIDA LLENA DE SACRIFICIOS

Y si algunos creen que la Navidad es una fecha de alegría y paz, están en lo correcto. Pero para el cristiano, a menudo exige entrega o sacrificio. Seguir a Cristo, no es fácil, ni es una experiencia romántica. Sobran los sacrificios para el que dice amar a un Dios que fue crucificado. Ahí están las Escrituras, el propio Jesús nace en una pesebrera, probablemente en una gruta de algunos familiares, junto a los animales. María y José iban de Nazaret a Belén de Judá, por motivos del censo, pero no encontraron posada y tuvieron que albergarse en una gruta, de las que abundaban en la región de Palestina, y de las que muchos hombres tomaban como primera vivienda, según se explica en la Biblia Latinoamericana. ¿ Quién podría pensarlo, el Hijo de Dios, en una pesebrera, acaso eso no es un sacrificio ?

DIOS SE MANIFIESTA A UNOS PASTORES

En efecto, el Evangelio según san Lucas lo indica así, fue a unos pastores a quienes el ángel se les apareció. Al principio se asustaron. Los pastores eran personas humildes y del campo, no ostentaban mayores riquezas, ocupaban socialmente los últimos puestos, pero el ángel del Señor les dijo: “No teman, porque yo vengo a comunicarles una buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido para ustedes en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo Señor. En esto lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en una pesebrera.” (Lc. 2, 10-13).

LAS CONTRADICCIONES DE LA PUBLICIDAD

Contrario a lo que sucedió aquella Nochebuena, hoy la publicidad nos pinta que la Navidad es una fiesta de derroche. Se practica adornar las casas con imágenes de Santa Claus, arbolitos y luces. Se gasta en pintura, se limpian las casas, y en la noche se da la borrachera, la comilona, la discoteca y la algarabía. Hay poca reflexión sobre el significado del nacimiento de Jesús, aunque afortunadamente, esto no sucede en todos los casos.
Pero esta situación no es de extrañar. Si con la publicidad lo que se busca es que suban las ventas, no es raro que para la fecha, se incrementen los comerciales y las cuñas en televisión y radio, y algo semejante suceda en los medios impresos con los anuncios. Hasta las noticias y las películas hacen referencia al trascendental hecho del nacimiento de Cristo, pero con diversas finalidades. Acá resulta como lo señaló el publicista David Ogilvy en un discurso a la Asociación de Anunciantes Nacionales de Estados Unidos, en octubre de 1991, en Phoenix, Arizona: “Vendemos. ¡No hay alternativa!”
Y si como lo indicó Ogilvy en aquella oportunidad, frente a sus colegas, “su cruzada es a favor de la publicidad que vende”; qué se puede esperar de empresas publicitarias que basan sus ingresos a partir del aumento de las ventas de sus clientes; pues nadie invertirá en una publicidad que no se refleja positivamente en la caja registradora.
Hoy la consigna es vender, así que hay que buscarse necesidades y crear deseos, que para muchos representan placer, tener y poder. No por gusto el sacerdote Juan Olarte, salesiano de la Basílica de Don Bosco, mencionó en una homilía, que la sociedad es hoy positivista, hedonista, relativista, inmoral y amoral; y en donde Dios no existe.
Se vislumbra un tinte de violencia y una imposición de patrones idiosincráticos, con los que se influye a las masas y se inculcan conductas autodestructivas.
Es precisamente a este relativismo y a este mundo plagado de antivalores que se alude con demasía, en Navidad. Es un mundo marcado por la inexistencia de Dios, lamentablemente para muchos. Es una Navidad hecha a su medida, por desgracia.

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