martes, 19 de enero de 2010

ALFAREROS EN PANAMÁ: EVANGELIZACIÓN AL RITMO DE MERENGUE





Vocalistas del grupo dominicano Alfareros: Altermio Vargas, Jennie Betances, Gina Cabrera y Fermín Amador.





El grupo dominicano Alfareros hace más que cantar y poner a la gente a bailar. Su trabajo incluye el acercar a los jóvenes a Dios.

Al grupo dominicano Alfareros le sobran motivos para ser estar alegres. Su música es bien aceptada, y como dicen por allí: "El que canta ora dos veces".
Su trabajo no consiste solamente en llevar un mensaje distinto al tradicional, sino que también lo adorna su compromiso en las cárceles y con los jóvenes, tal y como ha sucedido en Panamá.
El grupo ya tiene 15 años, y cuenta con cuatro vocalistas y ocho personas más, encargadas de llevar al público sus canciones, que sin lugar a dudas habría que clasificarlas como merengue, un género muy popular en Quisqueya, y por qué no, en otras partes del mundo.
Alfareros es un grupo de éxitos, y con sus temas han visitado diversos países, en los que se encuentra Australia, a la que fueron invitados para la pasada Jornada Mundial de la Juventud.
En esta ocasión, y con motivo de su visita a Panamá, La République tuvo el agrado de dialogar con dos de sus intérpretes, Gina Cabrera y Jennie Betances, y esto fue lo que señalaron:
Periodista: ¿Cómo surge el grupo?
Gina Cabrera: (Sentada junto a su compañera de grupo, Jennie Betances, minutos antes del concierto de Alfareros, en el Gimnasio del Instituto Técnico Don Bosco, en Ciudad de Panamá) Bueno, Alfareros surge en el año 1995, en el pueblo de La Romana, un pueblo de República Dominicana. La idea inicial, pues, era amenizar una Misa, una Eucaristía y para eso, pues, se reunieron para hacer un coro, para poner elementos diferentes en la música católica, con instrumentos que en esos momentos eran, quizás, diferentes; escandalosos, porque era la primera vez que se animaba de esa manera una Misa; con bajo, con batería, con guitarra, con teclado.
Eh…También el director hizo un arreglo de voces, con armonías y, a las personas les gustó mucho. Eso fue para una Eucaristía de Corpus Christi. Y bueno, viendo que a las personas les llamaba tanto la atención de animar a la Iglesia Católica, pues, de ahí surge la idea de implementar lo que es el Ministerio Alfareros, ya de ponerlo como un ministerio de evangelización a través de la música. Eh…Pues, de ahí en adelante, en el año 1995 surge la primera producción. Se llama Un canto nuevo y, pues, el Ministerio fue creciendo, fue evolucionando hasta lo que es hoy en día.
Pero de ahí surge realmente el Ministerio, que inicialmente, vamos a decir ahora, actualmente, que fueron en ese inicio, está el director Jr. Cabrera, que toca el teclado y dirige la banda y las voces, y el cantante Fermín Amador. Ellos son de los fundadores que todavía están. El grupo ya cuenta con 15 años (Se ríe un poco).
Otro de los cantantes es Altermio Vargas. También tiene 15 años en el Ministerio.
Periodista: ¿Y qué significa Alfareros?
Jennie Betances: Eh… El nombre viene por el nombre de Jeremías 18, donde le dice el Señor al profeta, que vaya a ver al alfarero, cómo trabaja el barro. El hace una figura que quiere y, si la figura no queda exactamente como quería, la rompe y la vuelve a hacer. Entonces, que así somos nosotros en manos de Dios; somos como barro y Él es quien nos moldea hasta hacernos como Él en realidad quiere que nosotros seamos. Entonces, por eso, en realidad el nombre de Alfareros.
Periodista: ¿Cuántos son en total?
Jennie Betances: (Se ríe un poco) Somos 12 en total, como los discípulos. Somos cuatro cantantes, 6 músicos, nuestro director espiritual, que está en casa, se llama Edgar Díaz; y Lanky, que es el manager, que está aquí también.
Periodista: ¿Todos vienen de República Dominicana, del mismo lugar?
Jennie Betances: Bueno, el Ministerio nació, como le dijo Gina, en el pueblo de La Romana, y de allá son el director y uno de los cantantes, que es Fermín, y algunos de los músicos. Eh…Hay algunos de los músicos que son de Santiago, y todos los demás somos de Santo Domingo, la capital.
Periodista: ¿Y por qué incursionaron en este tipo de música?
Jennie Betances: Bueno, como nosotros somos dominicanos, en realidad, nuestro ritmo que llevamos en la sangre, es el ritmo tropical. Nosotros trabajamos mucho el merengue, por eso, porque el merengue viene de allá, de nuestra tierra, pero también nosotros trabajamos, sobre todo, muchas fusiones.
Lo que queremos es que tengamos un ritmo contagioso, que llame mucho la atención, sobre todo a los jóvenes. También llamar la atención a todo tipo de personas; en realidad, a los niños y a los adultos. Pero que llame la atención, sobre todo a los jóvenes, que es el público más difícil para rescatar, para traerlos a los pies del Señor; y eso es en realidad, es lo que nosotros queremos. Por eso trabajamos ese ritmo, un ritmo contemporáneo, que es muy actual, de ahora; pero que llame la tención de los jóvenes; para que los jóvenes, cunado captemos su atención, se concentren en la letra y en lo que queremos decir; en el testimonio que tenemos, en lo que queremos compartir con ellos. Y así, entonces, ellos pueden venir a los pies de Dios.
Periodista: ¿Cuántos países han recorrido?
Gina Cabrera: (Se ríe un poco) Eh…Bastantes. Por ejemplo, en Latinoamérica tenemos, Perú, Argentina, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Panamá.
Periodista: ¿Cuántas veces han estado aquí?
Gina Cabrera: Aquí en Panamá, unas tres o cuatro veces, aproximadamente. En parte de los Estados Unidos, como Nueva York, California, New Jersey. Bueno, y fuimos a Australia, para la jornada mundial del Papa, que se hizo en Australia, en el 2007, creo que fue, en Australia.
Periodista: ¿Qué nos puede decir de esa experiencia?
Gina Cabrera: Para nosotros como Ministerio, creo que fue una experiencia maravillosa, porque, a parte de nosotros ser el único grupo latino que se eligió para cantar allá, también como que misionamos. No solamente que fuimos a cantar: vamos a hacer un espectáculo a las personas, sino que también nosotros compartimos con la delegación que estuvo de nuestro país, República Dominicana; con otras delegaciones de Latinoamérica, como México; habían colombianos en donde nosotros estábamos; y eso, pues, nos ayudó mucho a compartir con otras culturas y saber que hay un solo Dios, en donde quiera que estemos, y pues, entendemos que no existen barreras, que no existen razas. Lo que importa es que hay un solo Dios, un solo Padre, y que todos somos hermanos y; para nosotros, verdad que fue de muchísima satisfacción estar allá. El poder ver al Papa de cerca. Eso es más que una bendición. Nosotros tuvimos esa dicha de cuando él pasó con el papamóvil, de estar allí cerquitita de él y de que él nos diera esa bendición y, de verdad que fue muy hermoso.
Periodista: ¿Ustedes se dedican a otras actividades, o sea, son estudiantes, trabajan?
Jennie Betances: Somos profesionales los cuatro, pero no hacemos otro trabajo ahora mismo. Lo único que estamos haciendo es evangelizar con esta música.
Periodista: ¿Y qué hay con otro tipo de música, la comercial, cómo hacen para sobrevivir en el mismo campo?
Jennie Betances: La Iglesia está creciendo poco a poco. Poco a poco uno va recibiendo, poco a poco. Nosotros tenemos tres años ya que hemos dejado nuestros trabajos para estar a tiempo completo en la evangelización. Y fue principalmente un paso en la fe. Así como Pedro se lanzó al mar, sabiendo que no se iba a hundir, porque el Maestro estaba ahí, con sus ojos fijos en él; pues, nosotros así pensamos. Hicimos como Pedro, nos lanzamos al mar, sin quitar la mirada a nuestro Señor, y hasta ahora por tener esa mirada fija en Él, pues, no nos hemos hundido. Han venido tormentas, han venido muchas pruebas, pero todavía estamos en pie de guerra. - ¿Cómo nos podemos sostener? -. Bueno, pues, tenemos nuestras ventas de CD, uno trata de hacer cosas, de que esto no se convierta en algo comercial, ni que se haga por dinero, ni por algo lucrativo; simplemente, porque es nuestra forma de evangelizar, que es a través de la música. Y hemos decidido, tomamos la decisión de hacerlo a tiempo completo para poder dar el 100 por ciento, y necesitamos sobrevivir - ¿Verdad? - con algo material también, eso es bíblico; o sea, el que vive del Evangelio, que coma del Evangelio. Pero en realidad, el Señor siempre nos da lo justo, siempre está allí, al día con nosotros, y hasta ahora no nos ha faltado nada.
Gina Cabrera: Gracias a Dios hemos recibido un apoyo en todos esos países en los que hemos estado, en los conciertos en que hemos estado, y bueno pues, poquito a poquito…Yo me imagino que la Iglesia irá cambiando, irá abriendo puertas a este tipo de ministerio, porque son herramientas necesarias para la evangelización de hoy en día para los jóvenes; que no es tan fácil ahora mismo evangelizar a un joven. Hay que hablarle en su lenguaje, hay que llevarles cosas innovadoras, que ellos se sientan a gusto. Con la finalidad que hacemos esto es para encaminarlos a los pies del Maestro, y eso es lo que tratamos de hacer.
Periodista: ¿Qué dicen sus familias de lo que hacen?
Gina Cabrera: (Se ríe y mira a Jennie Betances. Ambas se ríen) Gracias a Dios nos apoyan.
Periodista: ¿Y el resto de los muchachos, cómo es la convivencia con ellos, veo que la mayoría son varones?
Jennie Betances: (Se ríe) Sí…Eh…Eso en realidad es una buena pregunta. En realidad creo que nosotros nos damos cuenta que Dios es quien ha formado este ministerio y, que Dios es quien nos está guiando. También en la forma que nos tratamos, porque cada día nos damos cuenta que nos queremos más, que nos tratamos como hermanos, de verdad, como familia. Y en verdad ha sido una experiencia muy hermosa; poder viajar, poder compartir juntos ha sido hermoso.
Periodista: ¿Podrían decirnos algo sobre sus éxitos, por decirlo así, sobre sus temas más vendidos?
Jennie Betances: Eh…Bueno, los temas que más piden, o que más les gustan a la gente son: Beepeame Señor, Pa` lante, Mira lo que Dios hizo en mí, Te ha llegado el día. De esta producción: Te voy a adorar, De bendición en bendición, El luchador, La cotorrita, sobre todo aquí (en Panamá). La cotorrita es una canción que, en verdad, a la gente le ha llamado mucho la atención.
Periodista: ¿Y quién compone, quién hace los arreglos?
Gina Cabrera: La mayoría de las canciones las hace el director nuestro, que se llama Jr. Cabrera. El es también, generalmente, el que hace los arreglos.
Periodista: ¿Qué les ha parecido Panamá en estas visitas que han tenido acá?
Jennie Betances: Bueno, Panamá se nota que es un pueblo de Dios, que recibe la Palabra de Dios con corazón abierto, y nos han tratado siempre con mucho cariño; nos han abierto las puertas con una forma, que tal vez, yo personalmente nunca lo iba a imaginar. O sea, que en realidad nos sentimos como en casa.
Periodista: Una preguntita. ¿Vale la pena vivir el Evangelio?
Jennie Betances: Vale la pena.
Gina Cabrera: Sí vale la pena. Aunque estemos en un concierto de 15 mil personas, si una sola persona se acerca a nosotros y nos da un testimonio de que su vida cambió, porque el Señor obró en él o en ella a través de nosotros, ya con eso basta. O sea, por los testimonios. Ahí nos damos cuenta que el sacrificio vale la pena, porque entonces está dejando fruto lo que estamos haciendo.
Periodista: Un mensaje para la juventud, ya como despedida.
Jennie Betances: Que se acerquen al Señor, que Él los está buscando, que los ama infinitamente, y que le sigan para delante, que el Señor siempre, siempre está a su lado, y nunca se apartará de ellos.
Gina Cabrera: Bueno, que la única persona, el único ser que puede saciar nuestra sed, que puede llenar los vacíos que podamos tener en algunas áreas de nuestras vidas, es el Señor Jesucristo; el Hijo de Dios que viene para salvarnos, para darnos una nueva vida y, pues, les invito a todos ellos a que si quieren buscar algo que los llene, algo diferente, que no lo busquen en cosas erróneas. Tratamos a veces de llenarnos con vicios; quizás a veces, no necesariamente con vicios, pero sí con amistades, puede ser; pero con amistades que no nos convienen, que no nos llevan a caminos buenos, y yo entiendo que la única forma de vivir plenamente es abriéndole tu corazón a Cristo, la única manera.

lunes, 11 de enero de 2010

EL SUEÑO DEL ELEFANTE




En la vida, los seres humanos se dejan llevar por la apariencia; sucede frecuentemente. ¿Pero, qué tiene que ver esto con un elefante?








Resultó que un hombre, una noche tuvo un sueño. Todo comenzó cuando el hombre vio cinco dólares rugosos, en uno de los hombros de una avenida, en plena ciudad, cuyo nombre no importa resaltar.
Junto a los cinco dólares habían otros dos, pero un poco sucios por el lodo, ya que estaban cerca de uno de aquellos huecos que dejan las llantas de los carros, en los hombros de las avenidas.
Al ver el dinero, el hombre pensó que no era de nadie, y que lo podía coger. Como el billete de cinco dólares sólo estaba arrugado, únicamente tendría que estirarlo un poco, pero a los dos billetes de un dólar, tendría que limpiarles el lodo.
Así que, sin dudarlo, se agachó a recoger el dinero, pero de pronto, al ver los billetes bien, se llevó la sorpresa de que eran de una promoción; aunque él siempre estuvo seguro de que el dinero era legítimo.
Repentinamente - en medio del sueño - el hombre vio a un elefante, tan cerca, que pudo ver sus extraños ojos, que eran como oscuros, pero con la pupila más clara. Era un animal con el tamaño de un camión de mudanza, de aspecto intimidante y de movimientos lentos.
El hombre sintió mucho miedo, el corazón se le aceleró. Pensó que su vida corría peligro, que podía morir apachurrado por el elefante, que aunque tenía la conducción de un señor, no dejaba de ser un animal que con cualquier acción podía reaccionar y matarlo.
El hombre vio al elefante y sintió su olor y, al mismo tiempo se preguntaba de dónde había salido semejante bestia. En eso, el hombre despertó y sin titubear un minuto, reflexionó. Se trataba sólo de un sueño.
En la vida, las personas actúan motivadas por la apariencia de las cosas y de sus congéneres. Aquellos dólares, que para él representaban algún dinero extra, parecían ser legítimos, nunca los vio como publicidad o algo parecido, pero al cogerlos, se dio cuenta de que la realidad era otra. Se decepcionó.
Así sucede con las personas. Uno juzga por la apariencia, por la imagen que los demás proyectan, pero cuando se llega a conocer mejor a la gente, en muchas ocasiones se encuentra la misma realidad de los dólares: eran una promoción, eran pura publicidad.
Y con lo del elefante sucede lo propio. Aquel hombre se preguntó, por qué se expuso tanto. Pero la respuesta es lógica: él nuca vio al elefante, hasta que lo tuvo de frente; inmenso, como un camión de mudanza.
Así también resulta con los fracasos, con los golpes que nos damos con la gente. Entonces uno se pregunta lo mismo. ¿Pero, cómo pude ser tan ingenuo? ¿Cómo pude dejarme engañar? ¿Cómo le di tanta confianza? Son preguntas cuya respuesta parece ser la misma que la del hombre del sueño. Es que nunca vimos al elefante. Sólo vimos lo que nos importaba; es decir, la apariencia.
Por eso, la importancia de ver las cosas, y sobre todo a la gente, como lo que es. No somos perfectos - eso es cierto - y en cualquier momento uno se puede dejar llevar por lo que queremos ver en los demás, aunque solamente sea cuestión, de apariencia.

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